Lo prometido es deuda y aquí les dejo una pequeña colección de mandalas. Cuando los descubrí pensé que eran un pequeño entretenimiento, vale me siento y me dedico a pintar un ratillo y listo, pero con el tiempo he llegado a descubrir un método de concentración perfecto, empiezas y entras en el mundo del mandala, de tal manera que por un rato tu universo se evapora y sólo quedas tú y el mandala, que cobra forma y dimensión en tus manos . Los colores, los rotuladore, las ceras o incluso un simple lápiz para jugar con sombreados transforman el papel blanco en líneas, lo plano en superficial, la nada en el todo....
Un mandala es ya de por sí perfecto, al igual que uno coloreado o uno sin terminar, a veces estos últimos, brillan más debido a esa parte blanca, llegando a tener un conocimiento de nosotros bastante profundo, incluso dicen, que mientras más te conoces, menos color necesitas.
Te invito a que cualquiera de ellos lo pintes y lo guardes y dentro de algún tiempo, cojas otro igual y lo vuelvas a pintar.
Compáralo, te sorprenderás de lo diferentes que son.
Todas las opciones son válidas, pinta un mandala y mientras lo haces piensa sólo en esto: se libre, libérate por un momento de tu entorno, incluso mejor olvídate por completo de lo que te rodea y llénate de mi energía y de mi fuerza. Te sorprenderás. Por unos instantes tocarás el cielo.
Si tienes dudas bien puedes pasar a vernos o puedes preguntarnos por aquí, te garantizo que te respondo rápidamente.
No te olvides que hoy puedes Alcanzar tu sueño
Gracias por leernos,Patricia Sánchez de León